sábado, 1 de marzo de 2014

Entrando al bosque

Algunos cardos soportan el sol del mediodía, graznan los loros y un motor horizontal teje un mecánico ruido que se pierde entre los montes. Miro hacia atrás, donde unos pájaros hicieron un cuenco con pastizales y ramas, sobre un árbol cubierto de piñas resecas. Me inquieta esa inclinación hacia la calle, ese vértigo de no darse cuenta, acaso el viento que puede filtrar su murmuro entre las cañas atadas con cuerdas y alambre. La posibilidad concreta de una lluvia.

A la tarde, al caer el sol, entré al bosque, y encontré algo.

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