Suelo
preguntarme algo cuando el patio de casa se llena de estrellas, es frecuente,
pero no es una pregunta ese interrogante, es algo que tiene un detrás y un
debajo, donde la perplejidad se oblitera en un arroyo cubierto de ramas negras,
en el cual las cosas simplemente cumplen un rol, “un ecosistema” dirían ahora.
La luna parece
una hoz pálida apenas inclinada hacia el oeste, tiene un lucero debajo, justo arriba
de un tanque de agua rodeado de glicinas, es una imagen bucólica, las estrellas
se van apagando, una a una, mientras caen sin peso en el patio de mi casa, las
recojo de la manera más simple: una palita de color verde y una escoba de paja.
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