este
crescendo de oleajes de papel que se arrullan en la infancia, un color que
aparece cuando cierro los ojos, y una niebla que lo cubre cuando despierto.
una línea que no
corresponde, el párrafo entero de una oración que apenas sostiene la candidez
de un adjetivo, un globo rojo que se suelta en el horizonte, un niño quieto en
el crepúsculo.
no sé dónde me
lleva este puente de vejeces moradas en el que sitúo un breve atardecer, las
casuarinas que cuelgan de un tejado olvidado, las ciruelas rodeadas de canteros
amarillos.
abrir una puerta blanca, con
sábanas secándose al sol, un viento que todo lo envuelve, cortar por primera
vez una manzana.
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