sábado, 29 de junio de 2024

Lo que es permeado en la hora del sosiego

En este devenir, en donde parece que el no-hacer permea las conceptualizaciones urdidas en  contextos invisibles, el día se inclina sin preocuparme del todo, porque estoy en el borde de algo que puede ser una orilla, un murmuro o una débil exclamación disfrazada de conjetura.

porque acaso el atardecer -este, el del poema- se asemeja a una curvatura donde termina todo aquello que uno cree abandonar.

entonces parece que entiendo el devaneo del problema que aparenta no tener un origen, y sin embargo, siempre hay un antes en esa lógica, tan irremediable como sagrada.

es la calle de siempre, que transito a la misma hora, bajo una luz blanquísima, cerca del prado que alguna vez soñé.

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