martes, 21 de septiembre de 2010

Las inefables palabras

Caigo en los recónditos desde donde intento hurgar lo inexpresable. Optar por la forma o el fondo representa transitar un puente enhebrado de revelaciones y fugas lumínicas y pétreas (desisto de utilizar “luminosidad” o “inspiración” como modos de representar lo que acontece). La palabra está detrás de la intención secreta, de los jardines donde lo ubérrimo habilita escenarios difusos dentro de la conciencia (o tal vez deba proclamar la alteración de los sentidos para evitar diagramas endebles). Donde los volcanes arrojan lo que apenas se comprende, intersticios o embelecos propios de un Heráclito, un plano abstracto de necesarias disparidades.

Así, vuelvo sobre las orillas musgosas a intentar meditar lo profanado, sintiendo la inutilidad del gesto, transitando la hora de los caminos llanos y la esperanza intacta.

Hasta que vuelva a ocurrir, y estemos juntos a la distancia, en este sitio.

2 comentarios:

  1. Tanto como usted elude los caminos de la palabra ya excesivamente transitados, procuro yo evitar los comentarios insípidos que prescinden el compromiso de la lectura detrás de cualquier epíteto halagador y fácil.
    Pero esta vez se me escapa decirle "terriblemente hermoso", mientras me retiro en silencio a cavilar sobre los diagramas nada endebles de su búsqueda, su fondo y su forma.

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  2. Estimada
    Usted no adscribe a ideas futiles ni hace gala de comentarios insípidos e innecesarios, más bien todo lo contrario, no se olvide cuántas construcciones habilitó fuera de los textos producidos, hacen falta estas cosas: pensar, y pensar desde una estética sea acaso el más constructivo de los entrecruzamientos, trate de hilar fino y enumerar cuántos sitios producen estas cosas: reflexiones en torno a la poesía, nada me colma más en este mundo.
    Así que gracias, y reservo un buen vino para esas cavilaciones.

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