martes, 19 de octubre de 2010

Frecuentando lo que ha de ocurrir


¿Qué es lo que convierte en poesía a la poesía? (honestamente no recuerdo si esta pregunta la leí o simplemente se me ocurrió)
¿Por qué algunas palabras están destinadas al poema en tanto captación de lo candente?
¿Por qué es preciso ver?
Preguntas nocturnas que pretenden descorrer un velo, el hilo del ovillo cuya raigambre simboliza toda reminiscencia.
Creo que el poema precisa del entramado poético para alcanzar un halo conceptual que represente su materia, y que la palabra, el arte del lenguaje en sí mismo, le otorga un sentido de atisbo que se descubre, de meta tal vez, de fin en tanto representación insoslayable: devanar los estertores del yo, fraguando fulgores como mesetas, hasta conformar un plano abstracto, caótico, fluctuante…
Avizorar estos lineamientos de la razón evidencia la inutilidad del discernimiento objetivo, que intenta con sus estructuras contener el concepto desde márgenes académicos o intelectuales.
Ahora que los años pasan de otro modo, frecuento ideas desde un enfoque crítico sobre aquello que simplemente deviene en tanto palabra, para experimentar ante lo creado el mismo pavor que antecede a la escritura, ese acto ineluctable que da buena cuenta de nuestra finitud, desvarío y sobrecogimiento.

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