Siempre
me costó entender lo irracional del fútbol, como puede la gente entristecerse
por un equipo, y a la vez intentaba resolver porque estas cosas resultan el
epicentro de algo que nos excede. Intuyo una respuesta; probablemente se trate
de una de las elecciones más puras y genuinas que pueda hacer un chico cuando
es chico: hacerse hincha de un equipo. Es una decisión rodeada de pureza, de
alegría, de sentido de pertenencia a algo, vaya a saberse...
Hoy esa melancolía tiene nombre, el del equipo con el cual me sentí representado: Independiente de Avellaneda...
Hoy esa melancolía tiene nombre, el del equipo con el cual me sentí representado: Independiente de Avellaneda...
Pensé
que esos balones que se patean siendo niños nunca tocan el suelo. Mejor así.
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