domingo, 16 de junio de 2013

QR


Se dice que un código QR es un sistema que almacena información en una matriz de puntos, se caracteriza por tener tres cuadrados en las esquinas que permiten detectar la posición del código de barras al lector, esto es posible acercando la cámara del teléfono celular, captar la imagen y una vez reconocido el código, obtener a cambio algún tipo de información, fotografía, URL, dato, mensaje...
Por lo tanto, al escanear la imagen con la cámara del teléfono, el usuario no tiene que tipear una dirección Web u otro dato, ya que la carga de esa información la hace el teléfono al decodificar el código QR.

Recientemente me interesó una variable de este sistema aplicada a la literatura. La editorial Milena Caserola editó una novela de Sagrado Sebakis titulada Gordo, una trilogía de novelas breves que registra la vida de una persona con más de 150 kilos de peso. En la contratapa del libro trae un código QR que permite desde el celular acceder a un link donde es posible descargar gratuitamente la novela en pdf. Por ende el lector tiene dos opciones: comprar el libro o capturar el código QR de la contratapa y bajarlo desde la web.
Es una prueba piloto por parte de la editorial, el eventual impacto de la propuesta les permitirá analizar el proyecto en futuras publicaciones.

Se plantea la disyuntiva para quienes anhelan vivir de la escritura.
De mi parte defiendo la libre descarga de contenidos, pero a la vez entiendo que debe haber algún tipo de beneficio económico para el autor de la obra. En ambas partes asiste la razón, he allí la complejidad del asunto, potenciada por el alcance de los recursos electrónicos.
Tal vez sea una cuestión cultural, pero nací con el objeto libro y disfruto el tacto de las hojas mientras leo, el editor de Milena Caserola, Matías Reck, lo ejemplifica de un modo risueño:

—¿Y de qué vive el autor si todo es gratis, y de qué vive la editorial, la distribuidora, la librería? — ¡Qué sé yo! Con lo complicado que está todo mirá si me voy a poner a pensar en eso. Leé el libro y después contame.

Todo un signo de estos tiempos.

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