sábado, 3 de mayo de 2014

Reconocimiento...

Hay quienes al final de una extensa vida reciben una lapicera como reconocimiento a toda una obra, es una costumbre académica que suele ocurrir en algunos claustros universitarios, instalada desde el fondo de los tiempos en entornos áulicos como testigos mudos, una celebración silenciosamente emotiva, que dice mucho tanto del que entrega la lapicera, como por supuesto de quien la recibe en su mesa. Hay un recorrido tan extenso como la vida misma en ese acto de dejar el mínimo objeto en la mesa de un hombre de ciencias o tal vez de letras, premiado y aclamado por multitudes agradecidas, que acaso anhelaron idéntica suerte desde las escrituras de sus propios manuscritos.

Hay una película que muestra el momento exacto en que ocurre este hecho simbólico, se trata de “Una mente brillante”, sobre la vida de John Nash, Premio Nobel de Economía en 1994.

Detrás de toda construcción duerme en algún recóndito el anhelo por ser reconocidos.

Pienso en las propias acciones y sé que nunca recibiré esa lapicera al final del camino. Puedo decir que luego de haber estudiado una carrera terciaria me he dedicado a conversar conmigo mismo, porque desde siempre escuché voces, y no quise hacer otra cosa que escribir sobre esos murmullos. Evité la construcción, para luego cuestionarla.

En el medio el tiempo ha pasado con sus variables a cuestas, pienso en la negación de la poesía como forma de construcción, porque ando queriendo desmalezar el concepto de otredad, y no hago otra cosa que balbucear ideas mientras me sirvo un vaso de vino bajo la luna, y así, de vez en cuando, detenerme unos instantes para publicar estas cosas.



2 comentarios:

  1. Yo todavía creo que hay gente que construye sin esperar reconocimiento alguno. ¿Hago mal? A veces hay que dejar de lado ese anehlo secreto de reconocimiento, y acordarse que servimos a algo más grande que nosotros mismos.

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  2. A veces veo algún vínculo con la relación existente entre la crítica y el arte, Oscar Wilde decía que sin crítica no tenía sentido la expresión artística, hago la observación del texto solo desde este punto de vista literario, también es cierto que hubo muchos que construyeron sin esperar reconocimiento alguno, pienso en César Mermet por ejemplo, si no lo leíste figura un blog: http://www.cesarmermet.blogspot.com.ar/
    al final siempre habrá una obra que de algún modo nos sostenga.
    Un abrazo.

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