Hay quienes al final de una extensa vida reciben una lapicera como
reconocimiento a toda una obra, es una costumbre académica que suele ocurrir en
algunos claustros universitarios, instalada desde el fondo de los tiempos en
entornos áulicos como testigos mudos, una celebración silenciosamente emotiva,
que dice mucho tanto del que entrega la lapicera, como por supuesto de quien la
recibe en su mesa. Hay un recorrido tan extenso como la vida misma en ese acto
de dejar el mínimo objeto en la mesa de un hombre de ciencias o tal vez de
letras, premiado y aclamado por multitudes agradecidas, que acaso anhelaron
idéntica suerte desde las escrituras de sus propios manuscritos.
Hay una película que muestra el momento exacto en que
ocurre este hecho simbólico, se trata de “Una mente brillante”, sobre la vida
de John Nash, Premio Nobel de Economía en 1994.
Detrás de toda construcción duerme en algún recóndito el
anhelo por ser reconocidos.
Pienso en las propias acciones y sé que nunca recibiré esa
lapicera al final del camino. Puedo decir que luego de haber estudiado una
carrera terciaria me he dedicado a conversar conmigo mismo, porque desde
siempre escuché voces, y no quise hacer otra cosa que escribir sobre esos
murmullos. Evité la construcción, para luego cuestionarla.
En el medio el tiempo ha pasado con sus variables a
cuestas, pienso en la negación de la poesía como forma de construcción, porque
ando queriendo desmalezar el concepto de otredad, y no hago otra cosa que
balbucear ideas mientras me sirvo un vaso de vino bajo la luna, y así, de vez
en cuando, detenerme unos instantes para publicar estas cosas.
Yo todavía creo que hay gente que construye sin esperar reconocimiento alguno. ¿Hago mal? A veces hay que dejar de lado ese anehlo secreto de reconocimiento, y acordarse que servimos a algo más grande que nosotros mismos.
ResponderEliminarA veces veo algún vínculo con la relación existente entre la crítica y el arte, Oscar Wilde decía que sin crítica no tenía sentido la expresión artística, hago la observación del texto solo desde este punto de vista literario, también es cierto que hubo muchos que construyeron sin esperar reconocimiento alguno, pienso en César Mermet por ejemplo, si no lo leíste figura un blog: http://www.cesarmermet.blogspot.com.ar/
ResponderEliminaral final siempre habrá una obra que de algún modo nos sostenga.
Un abrazo.