jueves, 20 de agosto de 2009

Mientras tanto...

Alguna vez me pregunté cuánto inciden las interrupciones en los procesos creativos, el té que es ofrecido ocupa la mesa, pero la interrupción queda, y con ella acaso una disrupción que puede no completarse.

Ecuaciones queriendo ser descifradas, que tornan difuso lo que se encuentra en un erial de perplejidad, que asigna elementos simbólicos a una ventana real del mundo.

Ya hemos visto lo que los sentidos significan en la óptica de algunos poetas, pero si tomamos lo que creemos ver, como un modo de expresión literaria, probablemente profanemos sin culpa la exteriorización de esos sentidos, más sensible en nuestros actos abstractos, que en las mareas humanas alejadas de toda orilla poética. Esa percepción es aún incompleta, no posee arquitectura ni pájaros, ni se cruzan los demonios en ese estado de las cosas.

De aquello no registrado solo quedan hendiduras en el aire, figuras pálidas que salen de sus recuerdos, arropadas y urgentes, volviéndose palabras.

El viaje prosigue, mientras tanto la vida quieta me absorbe, como aquella única espina rosada del campo, en aquel viaje que era un regreso.


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