martes, 4 de agosto de 2009

Imprecisión

En ocasiones divisamos una abstracción, le otorgamos una arquitectura, y sin salirnos de la periferia, esquematizamos los posibles límites de un desierto, donde el poema es fraguado con un viento amarillo.

En algún punto he padecido el estado creativo, un encierro paulatino que deviene en trances de escritura automática, hojas acumuladas en el piso, vasos que se amontonan y después el sol que duele, filtrándose entre una hendija de madera...

Alguna vez no era como ahora, yo era diferente, pero los años me agregaron algo de sosiego.

En esos casos me parecía terrible que la vida prosiguiera como si nada hubiera sucedido, en algún horizonte avizoraba la teoría del eterno retorno, manchas de tinta en una pared, acaso licuando un pequeño contexto, mientras que en algún afuera todo lo que representaba la cotidianeidad abría sus acostumbrados desalientos al día, jardines ocultando verdades. Entonces todo parecía parte de una obra actuada por extraños, allí los títeres éramos (somos) pululados, influenciados, tergiversados.

Si hago una lectura indolente, creo que las sociedades suelen avanzar en esas condiciones, porque todo debe continuar, porque en ocasiones el vértigo condiciona.

De tanto en tanto, una publicidad idiota distrae a la muchedumbre, siempre hay alguien que sostiene una lámpara dentro de esa cueva, siempre hay alguien que acepta ese relato.


4 comentarios:

  1. ¡gran frase la de Sábato! ¡graves reflexiones las tuyas! nunca sentí aquello que mencionás, seguramente por no ser poeta, no sé que debiera sentir en éste caso..., si alivio o desazón, tal vez lo correcto sea dejarme fluir nadando en el río de lo uno y lo otro..., espero salir a flote.
    abrazo de estima y respeto!
    ignacio

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  2. Gracias Ignacio, creo que tu inquietud es una tabla donde aferrarse, en especial por esta alegría de recibir una devolución con angustias propias de un Heráclito, vaya a saberse cuáles son las respuestas, si las hay...
    un abrazo amigo!!

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  3. mmmm... acabo de recordar un tiempo en el que una terrible depresión solía sellar mis garrapateos literarios. Comenzaba desde un estado de angustia, sí, y al terminar era peor porque quedaba como si me hubieran exprimido todo por dentro, y yo ahí, tirada en la cama, tan vacía.
    Ya no me pasa, supongo que esa calma que mencionas vino a hacer lo suyo también.
    Me gusta tu enfoque, este reflexionar acerca de los entretelones de la escritura.
    Un abrazo.
    (espantajo? bah, ni tanto! jeje)

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  4. Chandra
    Esto tal vez podríamos llamarlo la persistencia del fuego, bueno sería revisar aquello que hicimos y ver adonde nos lleva.
    Por mi parte añoro ese desasosiego pero en cierto modo lo sigo visitando, y cada mirada es distinta de la anterior, y es esencialmente la misma.
    De todas estas cosas surge la poesía.
    Gracias por el aporte.

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