sábado, 1 de septiembre de 2012

Aquellos tempranos días...


Era el final de los 80’, vivía en el sur y los viernes o sábados me gustaba ir a Cemento, bajaba del 17 sobre la calle Piedras, la noche me pertenecía, en los adoquines las temblorosas luces amarillas reflejaban fulgores de neón, parecía un mundo aparte, caminaba con mi saco largo sin apuro, de pronto se abría la 9 de julio que cruzaba como en un oleaje de bocinas y luces, después era cuestión de estar un rato en la vereda, esperando entrar, mirando gente que difícilmente podría imaginarme en la semana trabajando de oficinistas o paseando perros en la calle. En la entrada de este mítico galpón siempre había alguna pequeña muestra de arte, algo que se entendía por abstracto y que daba la no-bienvenida hacia un mundo oculto, cubierto de sesgos y de lienzos sobre un suelo que parecía pavimento y una barra con olor a cemento fresco donde se juntaban botellas y sonidos blancos, yo iba como un sonámbulo hasta el fondo.

Una noche tocó Homenaje a Joy División, llevaba puesta una remera blanca pintada con letras negras, el título de la canción “love will tear us apart”, Ernesto “Ian Curtis” la vio desde el escenario y me la hizo sacar para mostrarla al público, se escuchó una ovación de fondo, aquella noche mi felicidad era como un vino fuerte, las más extrañas tribus salieron de ese templo, las bandas sonaban crudas y el calor era insoportable, los baños siempre rebalsaban, me acuerdo del pasillo lateral que desembocaba en la parte trasera del escenario, el olor a oscuridad húmeda, y de pronto estar ahí, mirando el público al lado de la batería, para darme cuenta que después de eso no iba a haber nada, que eso era todo y que a las pocas horas iba a estar haciendo otra cosa, sin poder guardarlo ni retenerlo.

No se porqué rememoro, no tiene mucho sentido, será que el otro día vi una vieja noticia de la demolición y tal vez supe que el tiempo todo lo engulle, pasa una topadora y detrás no queda nada, ahora ahí se pueden estacionar autos, lo que pasó quedó detenido en una postal ennegrecida, se pintan las paredes, se abren otras puertas y el sol vuelve a entrar por la ventana. El mismo sol que nunca vimos, cuando vivíamos rápido llenos de ruidos, bohemia y alcohol.

Ahora aparece una canción, no sé a que grupo pertenece, estoy en el almacén comprando harina y escucho una canción, son muchas canciones que están dentro de esa canción, son muchos rostros atravesados por sombras que se cruzan con la canción, será porque me di cuenta que algún día pasaré por aquella esquina, y al cruzar la calle estaré pensando en otra cosa.

Será porque no es justo que el tiempo a veces sea sordo, o porque ciertas cosas deben cumplir su tiempo, y no lo sabemos, ahora que parece que estamos despiertos.

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