sábado, 6 de abril de 2013

Voces...


Todo el mundo escucha voces...
esto lo decía Fogwill, el punto es como articular lo que se escucha, como se imita el artificio de lo devanado, como diagramar la estructura invisible, sabiendo que se escribe mientras algo acaba de extraviarse dentro de uno mismo, como establecer mesetas, promontorios, ríos y puentes. Como detenerse mientras se siguen escuchando voces, como interpretar el aullido, la brisa tenue, el pétalo debajo de la almohada. Como hacer de cuenta que las vértebras no arden, que el hambre no es tal, que la lluvia no, que la silla de mimbre tampoco. Como separar los planos, como distinguir el susurro de la invisibilidad, como decir “el poema está listo”, como caminar al lado de lo que se va escribiendo, como acordarse de llegar a casa, la curva exacta, el árbol que parece amarillo. Como corregir lo que se escribe, como tachar lo debido, como extender coordenadas, como habitar lo que se construye. Cómo decir que sé lo que hago, como entender lo que otros entienden, como apagar el único fuego, como hacer para ir a dormir...

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