sábado, 10 de agosto de 2013

Sobre conversaciones y poemas...

Si lográramos escribir poemas mediante la oralidad, las construcciones serían inabarcables, nos daríamos cuenta, por ejemplo, que siempre –o casi siempre– hablamos en prosa, y que ciertas estructuras se moldean articulando palabras que nunca serán salvadas en un papel.
El punto sería como atenuar la respiración en el poema oral, como lograr el vaivén con las palabras, como ir deshilando la bruma, como observar desde un plano la última estrofa de lo vertebrado.

Lo que sigue es parte de una conversación, fue conservada en la memoria, de algún modo, al transcribirla, soy uno de aquellos reclusos que mejoraron el cinematográfico poema del marqués de Sade, una poesía hecha desde todos los sentidos; voces, miradas, orejas, y una única lapicera, copiando el eco de una idea con errores de ortografía.

-Yo he recibido cartas a mano, ya no se estila, llegaban las cartas y los papeles venían con lágrimas, venían con vino, una serie de manchas que quedaban impregnadas con la escritura, y sin embargo eran despachadas al destinatario. Con la encomienda no solo llegaban las palabras escritas, llegaba también el perfume, cierta presencia de un tiempo muerto, la permanencia de lo invisible.
-Se dijo alguna vez que antes, la mano conducía al pincel y que ahora la máquina conduce a la mano.
-es cierto eso, no sé quien lo dijo.
-la primera arte mecánica es la fotografía, ahora están los correos electrónicos y también esto de twitter, que obliga a ser conciso, en realidad obligaría a la poesía a ser concebida.
-El otro día comentaba que la poesía debe ser hecha por todos, he notado que en algunas ceremonias chamánicas hay una elaboración de la muerte, una construcción colectiva, los ancianos transcribieron desde la oralidad aquellos quejidos y aquellos gestos, recitaban con lanzas primitivas y andaban con una especie de cántaro y un palo, siempre en movimiento, y cuando les preguntaron porqué hacían eso contestaron que si paraban se caía el universo...

Luego el tema cambia una vez más, el interlocutor ya no interrumpe, el emisor monologa, pero me basta el ejemplo para tomar algunas ideas, a pesar de las rupturas discursivas en la conversación. Luego podría haber poema, pero para eso es necesario encontrarlo, dejar que también nos encuentre, mientras otras cosas van fluctuando, elementos de la realidad que se insertan, disyuntivas que van agregando variables, partes reales y partes imaginadas, partes extraídas y partes arrancadas (que no es lo mismo), y luego parece que es posible comprobar cierta hilatura, cierto sentido,  entonces solo queda terminar lo que siempre estuvo en el aire, hacer un trabajo con las estrofas, como partículas de un universo acaso incomprendido.

Es como lo que leí el otro día por parte de un gran poeta, citando a la escritora Marianne Moore:  jardines imaginarios con sapos de verdad en ellos.

2 comentarios:

  1. Hacen falta más conversaciones como la que posteaste. También encomiendas. Saludos :)

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  2. Recuerdo varias conversaciones Emilie, encomiendas no se, veremos que ocurre.
    Saludos y gracias!

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