Una vez, siendo adolescente, disfruté una copa de vino en una tarde de lluvia, sentado en la vereda bajo un árbol frondoso, hojas verdes y amarillas, el tiempo podía fijarlo como si no sucediera, la compasión me dejaba mudo.
Después entré a casa
Y la vida prosiguió.
el desafío está en poder lograr ese HACER puro e incontaminado!
ResponderEliminarDe eso se trata estimado, así nos lleve una brevedad de siglos conseguir ese equilibrio, agradezco la apreciación.
ResponderEliminarUn abrazo.