sábado, 13 de junio de 2009

En torno a lo creado

William Wodsworth decía que el origen del poema se debía a una agitación del alma mientras evocaba recuerdos intensos…

Una agitación del alma… allí tal vez podamos ver una punta del ovillo, podríamos modificar el verbo y probablemente nos acerquemos a una penumbra de lo que pretendemos conjeturar. El alma agitada o tal vez espantada, aterrada porque acaba de ver…

hacerse vidente” decía Rimbaud.

Ver lo que otros creen ver, tocar el alma, ya perfecta, porque hemos llegado donde nadie, luego de habernos conocido en profundidad, luego de haber profanado la cueva.

Ver, alcanzar, crear, no-comprender, aquietar, hundir, elevar, desgarrar el lienzo de nuestra propia clarividencia…

William Blake nos decía que los sentidos nos engañan, las “puertas de la percepción”, de Aldous Huxley, abrían esclusas hacia el ancho océano subjetivo, de las que Jim Morrison nadó hasta perderse, deliberadamente traslado este concepto hacia la creación poética en estado de trance, todo es permitido, aunque sea imposible de abarcar.

Lo que intento decir ya se aleja, rauda y efímera y salvajemente, hacia un rincón callado del pensamiento, fragmentos que en vano aún creo corregir.

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