“La mayoría vive en silencioso desaliento” decía Henry David Thoreau, algunos continúan a duras penas la idea de continuar, porque la poderosa obra debe continuar, porqué no hay otra cosa que podamos y no podamos hacer.
Y en verdad podemos estar años pensando cuál sería nuestra próxima página, nuestro triste aporte.
A veces, cierto desasosiego, en el alma de un artista, puede resultar trágico.
A lo largo de la historia, muchos poetas pagaron con sus vidas la indiferencia del entorno ante la obra difícilmente construida. Y sin embargo muchos de ellos le dieron un sentido de humanidad a ese entorno, un valer la pena…
Nos basta un pedazo de papel y una lapicera, una máquina de escribir o un teclado de computadora, después de todo eso, alguien que nunca conoceremos se acostará mirando el techo, y no podrá dormir por un rato.
Y en verdad podemos estar años pensando cuál sería nuestra próxima página, nuestro triste aporte.
A veces, cierto desasosiego, en el alma de un artista, puede resultar trágico.
A lo largo de la historia, muchos poetas pagaron con sus vidas la indiferencia del entorno ante la obra difícilmente construida. Y sin embargo muchos de ellos le dieron un sentido de humanidad a ese entorno, un valer la pena…
Nos basta un pedazo de papel y una lapicera, una máquina de escribir o un teclado de computadora, después de todo eso, alguien que nunca conoceremos se acostará mirando el techo, y no podrá dormir por un rato.
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