domingo, 21 de junio de 2009

Sobre Washington Cucurto

Una vez, en el barrio de la Boca, compartí una feria de poesía con escritores de mutilados versos, recuerdo que Cucurto animaba el encuentro ofreciendo a la gente la complicada tarea de vender esos libros, a todos nos cayó bien lo que hacía, nos insistía para que leyéramos en el escenario montado para la ocasión, mientras la tarde de aquel domingo se iba cayendo. De tanto en tanto, algún discurso delirante arengaba a los poetas y al público para que declamaran y consumieran poesía, al rato Cucurto deambulaba entre los vasos de plástico y las empanadas de carne. En ese momento me pregunté si mucho de lo que él hacía podía considerarse dentro de cierta periferia de aquello que entendemos por literatura. Sin embargo he creído, trayendo a cuento este debate tardío que Cucurto es un escritor producto de su tiempo, tal vez su estética desconozca el artificio, no hay en su prosa un trasfondo poético, lo que surge de su imaginación tiene márgenes de una realidad harto conocida, una realidad que adopta el ropaje de la literatura, logrando reflejar un contexto despojado de inverosimilitud y arrastrando una mirada que representa sin proponerlo una urgencia objetiva, una aguafuerte, una descripción asfáltica de una Buenos Aires que hierve en calles hediondas y personajes trasnochados. Y tiene la condena de saber que quienes lo frecuentan no serán jamás sus lectores, y carga con la sentencia de saber que quienes se acercan a su literatura lo defenestrarán por escribir “mal”. Hasta de Arlt se ha señalado que escribía con errores de ortografía. ¿Seguirán ladrando Sancho?

3 comentarios:

  1. buen debate, me parece bien rescatar la obra de Cucurto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. ¡¡¡sí!!!
    se dijo lo mismo de tantos con una total falta de perspectiva.
    ¿qué es escribir 'bien'?
    ¿dónde está el dueño del paradigma, así me convierto a su religión (religo,-as,-are,-avi,-atum yo con él)?

    ResponderEliminar
  3. No sé porqué me trae el recuerdo unas palabras de Roberto Arlt:

    El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los eunucos bufen".

    Se agradece Gabriela tu comentario
    Un abrazo.

    ResponderEliminar