Acabo de leer la despedida de José Saramago de
su blog, acaso una tabla menos donde aferrarse, pero quedan sus textos.
En algún momento de nuestras vidas el azar -desbrozado de lo ontológico o epistemológico que pueda sugerir lo metafísico del término- nos otorga el sinsentido de extasiarnos en las lecturas providenciales, que nos llevan en un momento del día a ejercer el pensamiento, esto incluye a los blogs de literatura por supuesto.
Pensar, esto que llamamos el entendimiento humano, el uso de la razón.
José Saramago así lo ha hecho, nos llevó hacia lugares que no hubieran sido visibles sin una mirada crítica de por medio (hoy que resulta tan difícil encontrar a un portador de antorchas, justamente él, un pesimista, nos brindó esperanzas).
Que extraño ejercicio será, de aquí en más, leer una noticia, sabiendo que en esa cadena de acontecimientos, alguna variable tuvo su contexto, analizado por este escritor.
Yendo entre matorrales aplastados, con guadañas sin afilar.
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