jueves, 30 de julio de 2009

La soledad del escritor

Alguna vez, Alejandra Pizarnik escribió estos versos mientras languidecía en la sala 18 del hospital Pirovano:

“Pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:

se separó

fue demasiado lejos en la soledad

y supo -tuvo que saber-

que de allí no se vuelve.

 

Se alejó –me alejé-

no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)

sino por qué una es extranjera

una es de otra parte,

ellos se casan,

procrean,

veranean,

tienen horarios

no se asustan por la tenebrosa

ambigüedad del lenguaje

(no es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)…

Muchos poetas padecieron la soledad, y sin embargo la estrujaron, la hicieron una especie de coraza, le otorgaron significación para crear, lejos de lo que el entorno entiende por vida civilizada, descarnados versos nacidos para ser olvidados en un cajón, urdidos para ser arrojados al fuego, socavados en el mejor de los casos para ser publicados en un sello independiente, como remiendos que arropan atavíos…

Así finalizaba Pizarnik aquel poema, titulado “Sala de psicopatología”, y escrito en 1971, a un año de su muerte:

“El lenguaje

yo no puedo más,

alma mía, pequeña inexistente,

decidíte;

te las picás o te quedás,

pero no me toques así,

con pavura, con confusión,

o te vas o te las picás,

yo, por mi parte, no puedo más”.


No hubo lilas para esta ausencia.

Alejandra las hubiera despreciado.


2 comentarios:

  1. Elige uno quedarse solo para poder crear? o es que por la imperiosa necesidad de crear termina uno por quedarse solo?
    De vez en cuando creo que la poesía es, en sí misma, uno de los más grandes actos de soledad que puede llevarse a cabo.
    Buena entrada, me hacía falta leer esto.
    Saludos.

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  2. Me alegra tu aporte Chandra, tu pregunta lleva a unir puntas de un mismo hilo, en ese devenir, estar a solas con nuestra alma es un modo de justificar nuestra soledad, de darle un sentido. Me acerqué muchas veces a ese límite, no digo que esté bien o mal, digo que fue inevitable, y con el tiempo, ese acto de soledad que mencionás, algún precio termina pagando.
    Un abrazo.

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